lunes, 21 de septiembre de 2009

ISRAEL EN JERUSALEM


Los judíos celebran el 5770 aniversario de la creación del mundo
sábado, 19 de septiembre de 2009 Actualizado hace 2 días (05:24 p.m. ) Antonio Pita / EFE
Jerusalén.- Judíos de todo el mundo, tanto religiosos como seculares, celebran hoy el inicio del año 5770 desde la creación del mundo, según el calendario hebreo, comiendo alimentos símbolo de buen augurio y fertilidad.
Una de las principales costumbres de esta efeméride, que se conmemora durante dos días desde el anochecer de ayer, es hacer sonar el "shofar", uno de los instrumentos musicales más antiguos de la Humanidad, hecho con un cuerno retorcido, generalmente de carnero.
En esta ocasión, el "shofar" ha estado ausente de las celebraciones al coincidir con el shabat, el día sagrado del judaísmo, en el que está prohibido tocar música.
La mezcla de ambas fechas ha dejado una Jerusalén inusual, con las cafeterías cerradas y las calles vacías, a diferencia de otros "shabat", en los que los seculares dan buena cuenta de las terrazas abiertas.
El nuevo año ("Rosh Hashaná, en hebreo) se celebra dos días antes del comienzo del mes hebreo de "tishrei", según una tradición que data de hace unos 4,500 años, cuando la fecha era anunciada desde Jerusalén a todas las comunidades por medio de hogueras.
Su llegada supone el inicio de los "Yamím Noraím", un período de diez "Días Terribles" que culminará con la jornada más sagrada del calendario judío, el "Yom Kipur", en la que Dios decide quiénes serán inscritos en el "libro de la vida" y reina un silencio sepulcral en las calles de Israel.
Por esa razón, desde mañana y hasta entonces, los judíos religiosos se saludarán con la frase "Gmar hatimá tová" para desear al prójimo un hueco en el libro del Todopoderoso, en línea con la tradición mosaica.
Muchos judíos creyentes se desplazan también en "Rosh Hashaná" a mares, ríos o manantiales para "deshacerse de los pecados e inmoralidades" del año que llega a su fin.
Los ultra-ortodoxos comienzan un período de rezos y largas horas en la sinagoga en las que reflexionan y buscan la expiación de los pecados del año anterior, hayan o no sido cometidos a propósito.
Por el contrario, entre los israelíes seculares se estila viajar aprovechando que comienza un período festivo que se extiende hasta "Sucot", la "Fiesta de los Tabernáculos", que este año cae el 3 de octubre.
Mucha gente tiende a hacer en los últimos días "heshbón nefesh" (examen de conciencia) y a pedir perdón a aquellos amigos y familiares que creen haber dañado durante el 5769.
"Rosh Hashaná" no es, sin embargo, una fecha triste, sino festiva, en la que se terminan las comidas con manzanas embebidas en miel -para que el nuevo año sea dulce- y otros alimentos símbolo de buen augurio y fertilidad, como granadas, dátiles, calabazas, garbanzos y puerro, que inundaban esta semana los mercados.
En la cena ritual se come también un pequeño trozo de cabeza de animal, por lo general pescado, para ser "cabeza y no cola" del pueblo.
Se evitan, por el contrario, los alimentos agrios o amargos y las nueces.
Como sucede en los días previos a Nochevieja en los países cristianos, la gente se desea feliz año, prepara grandes cenas con la familia y compra regalos.
Desde principios de mes, los escaparates de las tiendas están llenos de cestas con obsequios coronadas a veces con manzanas y frascos de miel.
El nuevo año no comienza, sin embargo, con grandes esperanzas en el plano político, más aún después de que ayer el enviado especial de EEUU para Oriente Medio, George Mitchell, abandonó la región tras cinco días de intensa actividad diplomática sin haber logrado que israelíes y palestinos aceptasen reanudar el diálogo de paz, estancado desde finales de 2008.
Mitchell pretendía devolver a las partes a la mesa de negociaciones con un simbólico encuentro -que ahora tiene pocos visos de prosperar- entre el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y los presidentes palestino, Mahmud Abás, y estadounidense, Barack Obama, en Nueva York la próxima semana, durante la reunión de la Asamblea General de la ONU.
Así, aunque el 5570 empieza sin perspectivas de una paz cercana, cunden los deseo entre la gente de "Shaná tová ve metuká", un año bueno y dulce.