domingo, 18 de noviembre de 2012

UNA GUERRA SIN FIN.

Vientos de guerra en la franja de Gaza Hay temores de una invasión israelí
Columna de humo en una zona de Hamás alcanzada por un misil aéreo procedente de Israel, en Gaza. Gaza - Los enfrentamientos entre Israel y los grupos armados de la franja de Gaza desde el inicio de la operación “Pilar de Defensa” dejaron ya hasta ayer 16 muertos palestinos y tres israelíes, mientras continúan las incógnitas sobre la duración de la operación y la eventualidad de una invasión terrestre israelí. La escalada de violencia ha dejado además 140 palestinos y 10 israelíes heridos, según fuentes hospitalarias en Gaza y de la Estrella Roja de David en Israel. El Ejército israelí prosiguió ayer su nueva ofensiva sobre la franja –que inició el miércoles con el ataque selectivo contra el jefe del brazo armado de Hamás, Ahmed Yabari– y en la que ha llevado a cabo ya más de 150 ataques aéreos contra blancos de las milicias en el enclave palestino, confirmó a Efe una portavoz militar. En el mismo periodo, los milicianos han lanzado alrededor de 250 cohetes contra territorio israelí, según informaron hoy en un comunicado las Brigadas de Ezedín al Kasam, brazo armado de Hamás, mientras que el Ejército cifra en cerca de 200 los proyectiles caídos en el sur. Uno de los cohetes mató ayer por la mañana a tres civiles israelíes, dos mujeres y un hombre, en un edificio de viviendas de la localidad de Kiryat Malaji, entre las ciudades de Ashdod y Ashkelon, a unos 30 kilómetros al sur de Tel Aviv. Muchos de los proyectiles lanzados por las milicias cayeron sobre campos vacíos o fueron interceptados por las baterías defensivas israelíes. De los trece fallecidos en Gaza, siete son civiles (entre ellos dos niños y una mujer embarazada) y los otros seis son milicianos de Hamás, indicó a los medios Ashraf al Qedra, portavoz del Ministerio de Sanidad del gobierno del movimiento islamista. Las últimas víctimas palestinas son dos civiles que perecieron ayer por la mañana en un bombardeo israelí en la localidad de Yabalia, en el norte del enclave palestino, dijo el portavoz. Otros tres palestinos murieron ayer, todos ellos milicianos, en un ataque israelí contra la ciudad de Jan Yunis, en el sur de la franja. Como en “Plomo fundido” El clima que se respira en Gaza es similar al que había a finales de 2008 y comienzos de 2009, cuando Israel llevó a cabo la operación “Plomo Fundido”, que se saldó con la muerte de alrededor de 1,440 palestinos y 13 israelíes, según constató Efe. Las tiendas y oficinas permanecieron cerradas a lo largo y ancho de la franja, las escuelas y universidades han suspendido las clases y solo han abierto las panaderías y algunas tiendas de comestibles, en cuyas puertas se acumulaban largas colas de clientes tratando de aprovisionarse. Desde ayer, el sonido de los bombardeos israelíes ha sido incesante en el enclave, así como los silbidos de los cohetes saliendo disparados hacia territorio israelí. Muy poco tráfico circula por las calles, ya que la mayoría de los 1,700,000 habitantes de Gaza han preferido quedarse hoy en sus casas. Es palpable el miedo de la población a que Israel vuelva a llevar a cabo una gran operación militar o una guerra contra la franja, en la que gobiernan los islamistas de Hamás desde hace cinco años. “Tenemos miedo a esta guerra, pero no culpo a Hamás, culpo a Israel, porque es quien ha empezado, provocando a Hamás al matar a Yabari”, dijo a Efe Zakareya Al Bana, gazano de 27 años que hace cola frente a una panadería. Ayer, miles de milicianos y seguidores de Hamás acudieron en Gaza capital al funeral de Yabali, del que estuvieron ausentes los líderes islamistas por motivos de seguridad. El portavoz del gobierno de Hamás, Fawzi Barhum, aseguró a los periodistas en el funeral que “la guerra contra la ocupación (israelí) y el castigo por perpetrar crímenes contra nuestros líderes continuará”. La guerra “será gradual y avanzará paso a paso contra los sionistas hasta que consiga sus objetivos”, advirtió el portavoz, que denominó a la operación islamista contra Israel “Piedras del Cielo”. Entre disparos al aire y gritos de “Alahu Akbar” (“Alá es Grande”) y “Muerte a Israel”, la muchedumbre acompañó al cadáver hasta la casa del fallecido, en el barrio de Shayaiya, donde fue velado por su familia antes de ser trasladado a la gran mezquita de Omar en Gaza capital.
El Cairo - El patrón de la violencia en Gaza y en el sur de Israel resulta familiar. Como de costumbre, el costo humano es elevado.
Sin embargo, el panorama diplomático de Medio Oriente ya no es el mismo: ha cambiado dramáticamente desde la última vez que el conflicto en la región alcanzara su punto más intenso. Y eso hace que sea mucho más difícil predecir cuáles serán las consecuencias políticas de los eventos que están ocurriendo en los últimos días. Seguramente, Israel tomó en cuenta cómo reaccionaría el mundo árabe y el resto de la comunidad internacional cuando evaluó los riesgos y los beneficios de asesinar al comandante militar del grupo palestino Hamas Ahmed Jabari. Pero los eventos de la Primavera Árabe y, en particular, la elección en Egipto de un presidente que proviene de la Hermandad Musulmana, la organización islamista más antigua y grande del país, en la que Hamas tiene sus orígenes, significa que las cosas han cambiado. Una relación curiosa En el pasado, bajo el liderazgo autoritario de Hosni Mubarak, mantener una buena relación con Estados Unidos era una prioridad en la agenda. Eso implicaba también mantener relaciones diplomáticas con Israel, como parte de un tratado de paz firmado a finales de la década de los años 70, que se convirtió en la piedra angular de una suerte de Pax Americana para la región. La relación era curiosa. Si bien con el tiempo el vínculo entre los líderes de ambos países no perdió su fluidez y las agencias de inteligencia de Israel y Egipto demostraron que podían trabajar de forma conjunta, la relación, inexorablemente, se fue enfriando. Como telón de fondo estaba la profunda antipatía que la mayoría de los ciudadanos egipcios sentía por Israel, al que veían como un supresor brutal de las aspiraciones nacionales palestinas. Por su parte, los israelíes asumían que todos los árabes eran hostiles hacia su Estado. El presidente egipcio, Mohamed Mursi, heredó esta relación diplomática y es consciente de la importancia del vínculo entre Egipto y EE.UU., país en el que vivió durante un tiempo. Pero también sabe que tiene encontrar un equilibrio entre su relación con EE.UU. por un lado, y su solidaridad con Hamas por el otro. Es decir, hallar un punto intermedio entre dos socios muy difíciles de conciliar. Hassan Nafaa, científico político de la Universidad de El Cairo, cree incluso que es posible que Israel haya diseñado los ataques, en parte, para poner a prueba la solidez de la relación entre Egipto y Hamas. Nafaa reconoce que la crisis es una prueba de fuego para Mursi. “Debe responder de manera contundente, pero, por otro lado, sabe que no puede permitir una escalada de la violencia. Mursi tomará medidas decisivas, pero éstas serán consideradas cuidadosamente”. Hasta ahora, la clave de la estrategia de Mursi ha sido la velocidad en la respuesta. A las pocas horas del ataque israelí que acabó con la vida de Jabari, Mursi retiró su embajador en Tel Aviv. En medio de un ambiente más democrático los líderes egipcios no pueden ignorar la visión que el pueblo tiene de Israel. No es una medida inaudita. Hosni Mubarak hizo lo mismo en varias ocasiones, por ejemplo cuando Israel invadió Líbano en 1982. Pero Mursi lo hizo más rápido. Además, llamó al embajador israelí en El Cairo para reprenderlo e instó a la Liga Árabe y al Consejo de Seguridad de la ONU a tomar medidas. Como posiblemente ninguna de estas iniciativas sirvió para cambiar la posición de Israel, los asesores más cercanos a Mursi se abocaron el jueves a buscar otra estrategia. Al final, la hallaron. La decisión de enviar al primer ministro egipcio, Hisham Qandil, a Gaza tiene como objetivo apoyar a los palestinos y dejar claro el interés egipcio en encabezar el liderazgo árabe. Logísticamente, el viaje es fácil: Gaza y Egipto comparten una frontera. Pero la presencia de Qandil también tiene como finalidad hacer que Israel no pueda realizar ataques aéreos en Gaza, tanto por razones políticas como prácticas. El drama de siempre, cambiado Quizás, y esto puede que sea aún más importante, su viaje también sea una respuesta a los reclamos de sus propios seguidores, que exigen medidas más severas contra Israel. Y eso, por supuesto, es un recordatorio de que será mucho más difícil mantener la relación con Israel para un Egipto que se está democratizando, en comparación con un Egipto autoritario que no tenía que preocuparse mucho por lo que pensaba el pueblo. Puede que Mursi termine siendo mucho más pragmático de lo que piensan sus detractores. Pero si crece en la población de este nuevo Egipto democrático la hostilidad hacia Israel y el apoyo a los palestinos, esto podría verse reflejado en la política externa de Mursi. Casi nadie pudo predecir los levantamientos de la Primavera Árabe y, ciertamente, nadie puede decir cómo se verá la región cuando finalmente vuelva a retornar la calma. Por ello, aunque Israel crea tener un panorama claro sobre cómo reaccionará el mundo frente a sus operativos en Gaza, lo único cierto es que nos estamos enfrentando al drama de siempre, pero en circunstancias poco familiares. Algunas informaciones apuntan a que las autoridades de Inteligencia de Egipto están tratando de acordar un cese el fuego. Pero nadie piensa ni por un momento que esto sea el fin de las hostilidades entre Israel y Hamas. Y Egipto, más que otros países en Medio Oriente, tendrá que continuar desarrollando una estrategia para lidiar con el conflicto bajo una presión enorme.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Una Nacion Dos Pueblos.

Obama a Abbás: EEUU se opone a la petición palestina en ONU
El presidente de EE.UU., Barack Obama, reiteró, en una llamada telefónica al presidente palestino, Mahmud Abbás, la oposición de su país a "esfuerzos unilaterales en las Naciones Unidas", informó la Casa Blanca. En su conversación con Abbás, el mandatario estadounidense "reafirmó su compromiso con la paz en Oriente Medio y su firme apoyo para negociaciones directas entre Israel y los palestinos, con el objetivo de (tener) dos Estados conviviendo lado a lado en paz y seguridad", dijo la Casa Blanca en un comunicado. Obama "también reiteró la oposición de Estados Unidos a esfuerzos unilaterales en Naciones Unidas", agregó la Casa Blanca. Obama devolvió las llamadas de Abbás y del presidente polaco, Bronislaw Komorowski, que lo habían llamado para felicitarlo por ganar la reelección, dijo la Casa Blanca. Las declaraciones de Obama a Abbás se producen en unos momentos en que los palestinos prevén someter a voto ante Naciones Unidas una petición para elevar el estatus de la Autoridad Palestina a un Estado observador no miembro del organismo internacional. "Nuestra oposición a esfuerzos unilaterales data de mucho tiempo y no ha cambiado", dijo una fuente de la Administración Obama que pidió el anonimato y no quiso proveer más detalles. La propuesta palestina sería, según observadores, un estatus similar al de el Vaticano, y los palestinos quieren presentar la solicitud, pese a las objeciones de Washington e Israel, a votación ante la Asamblea General de Naciones Unidas el 15 o 29 de noviembre próximos. El año pasado, los palestinos no lograron obtener un estatus como miembro pleno de la ONU a través del Consejo de Seguridad, en parte por el bloqueo de EEUU. Ya el pasado 21 de septiembre, Obama había sugerido su oposición a la propuesta palestina, aún cuando reiteró su apoyo al movimiento pro-democracia en el mundo árabe. "La paz no llegará a través de declaraciones y resoluciones en la ONU... si fuera sí de fácil, ya se hubiera cumplido", dijo Obama en su discurso de media hora de entonces